Análisis político del 4 de mayo


El escenario presidencial se va precisando.
La derecha tendrá el 2 de julio sus primarias, en las que vencerá con alta probabilidad, según las encuestas conocidas, Sebastián Piñera. Pero en ellas Manuel Ossandón y Felipe Kast construirán con bastante seguridad buena parte del argumentario en materia de probidad y conflictos de interés que estará a disposición de los contendores de Piñera en la primera vuelta presidencial del 19 de noviembre. Piñera ha, además, detallado su programa, que incluye bajar la tasa de impuestos a las empresas y descontar su pago en 100% (y no en 65% como ocurre desde la reforma de 2015) del impuesto a la renta, además de no avanzar en la gratuidad en la educación superior, "revisar" la reforma laboral y fortalecer las AFP con un 4% de mayor cotización obligatoria. Si Piñera es de nuevo presidente, los ricos pagarán menos impuestos, muchos estudiantes seguirán endeudándose, los sindicatos se debilitarán todavia más, las AFP seguirán ganando mucho dinero a costa de los trabajadores y las pensiones seguirán siendo muy bajas,
El Frente Amplio, por su parte, reunió 42.813 firmas para inscribir sus primarias antes del 3 de mayo. Si no ocurre algún accidente en la validación con el Servel (como le ocurrió a Andrés Velasco, cuyo nuevo partido quedó disuelto), Alberto Mayol y Beatriz Sánchez competirán el 2 de julio -sin incluir a Navarro y Rendón en una expresión de estrechez más que de amplitud- en una primaria que será un hito y marcará el inicio de su conformación como alternativa política. Eso sí, de su programa todavía no se conoce nada, pues está en consulta en su base. 
La DC decidió, como era previsible, llevar a Carolina Goic a la primera vuelta del 19 de noviembre y de ese modo fracturó a la Nueva Mayoría. Señala que mantendrá su compromiso con el gobierno, pero lo primero que hicieron sus diputados fue votar esta semana con la derecha en un proyecto de ley sobre la infancia. Es muy posible que la línea DC de "boicot interno" se profundice en los meses que vienen, poniendo al gobierno en una situación difícil para cerrar varias de sus legislaciones emblemáticas (como el aborto por tres causales, la nueva educación escolar pública o la reforma a la educación superior). Se configura así una creciente autonomización de la DC y una confluencia con la derecha en aras de "volver al centro" y de "recuperar su identidad", más allá de las declaraciones de su abanderada y de sus dirigentes. Las dinámicas políticas son lo que son y van más allá de las intenciones declaradas.
Esto deja sin una estrategia muy clara al ala de centro e izquierda laica de la Nueva Mayoría (PR, PPD, PS, PC). Todo esto se origina el 9 de abril en el apoyo a Alejandro Guillier desde el PS, pues infligirle una derrota sin contemplaciones a Ricardo Lagos impactó negativamente en la DC. Se supone que no se buscaba la ruptura con ese partido, la que sin embargo se produjo. La respuesta del PS, PR y PPD, y de manera más cauta el PC, fue cerrar, además, toda puerta a una o dos listas parlamentarias que incluyeran a la DC (probablemente porque una lista única es difícil de hacer calzar con las distintas aspiraciones partidarias y una lista con la DC no conviene por separado ni al PR, ni al PPD ni al PS y no es imaginable con el PC) en un contexto de competencia presidencial. De nuevo: en política existen las consecuencias no buscadas de las acciones que se realizan para otros fines.
La Nueva Mayoría podría tal vez haber salvado una primaria-y de paso su unidad política para un mejor término del actual gobierno y una proyección futura- si la dirección del PS de Isabel Allende hubiera mantenido la consulta abierta para elegir un candidato de sus filas, lo que hubiera implicado dirimir entre Fernando Atria y José Miguel Insulza. Así, el PS hubiera presentado a una primaria a Atria o Insulza, el PPD a Lagos y el PR a Guillier, disminuyendo la percepción de amenaza para una candidatura de Goic en primarias. Pero eso ya es interpretación retrospectiva.
En términos prospectivos, ¿se constituirá ahora un bloque de centro e izquierda laica detrás de Guillier que procure un pacto de apoyo mutuo en segunda vuelta con la DC, el Frente Amplio y otras expresiones de izquierda que se presenten a una primera vuelta? La decisión de Guillier de empujar su candidatura como independiente con firmas propias no abunda en esa línea, como tampoco la amenaza DC de no apoyar a Guillier en segunda vuelta el 17 de diciembre si se la obliga a ir sola a la elección parlamentaria, con un riesgo de disminuir su electividad. 
El momento político es todavía uno signado por un importante grado de confusión, y en todo caso de dispersión aguda del centro y de la izquierda, sin que se vislumbre por el momento un momento de unidad para impedir el retorno de la derecha, el que debiera ser el que media entre la primera y la segunda vuelta presidencial. La condición para que esto ocurra es que las heridas en el camino no sean demasiado grandes, que en el Frente Amplio no prime la idea de que la derecha y la centroizquierda son lo mismo y en la nueva DC camino propista la idea que más vale apoyar a la derecha que a la izquierda. La consagración de un escenario político de este tipo asegura la vuelta de la derecha al gobierno, y también varios gobiernos de ese signo en el futuro.

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