La Concertación baja, la derecha no supera el 40%

Con los datos del tercer cómputo oficial, los cambios en materia de votos para alcaldes por bloques indican que la diferencia constatada en 2004 de 6,1% entre la Concertación (44,8%) y la Alianza (38,7%), varió ahora a una distancia de 2,1 % a favor de la Alianza. Pero esta aumenta su caudal solo a 40,5% de los votos agregados. El dato principal es que es la Concertación, al caer a 38,4%, la que perdió una votación sustancial en alcaldes. Algo anduvo bastante mal para la coalición de gobierno: se manifestó el peso de las candidaturas “descolgadas” de la Concertación, algunas de las cuales fueron muy exitosas en comunas relevantes ya sea porque desplazaron a las candidaturas concertacionistas o bien impidieron que ganaran. No obstante, la Concertación eligió 148 alcaldes (203 en 2004) y la derecha solo 137 (104 en 2004).

El contraste en materia de votos para concejales por bloques es más grande que nunca con el de alcaldes, pues la diferencia de 2004 de +10,2% entre la Concertación (47,9%) y la Alianza (37,7%) a este nivel prácticamente se mantuvo (varió ahora a una ventaja de +9,2%). Lo notable es que la Concertación cayó a 45,2%, pero sobre todo que la derecha bajó de 37,7% a 36,1%. Piñera no parece exactamente tener el camino presidencial pavimentado. Dado que el Pacto Juntos Podemos pasó solo de 9,2% a 9,1% en concejales, voto en el que se expresan más las preferencias propiamente políticas, en conjunto la Concertación y este Pacto suman 54,3% de las preferencias, lo que les permitiría derrotar ampliamente a Piñera en una segunda vuelta presidencial, incluso si el 7,6% del PRI en concejales se sumara, lo que no es evidente, completamente a la derecha.

Pero esta es sobre todo una elección en la que en lugares muy importantes la Concertación pagó el precio de no haber escogido a los candidatos de mayor raigambre local: diversas decisiones intrapartidarias y las negociaciones en el tablero de ajedrez de las mesas de los partidos se distanciaron sustancialmente en estos casos del sentir popular y pagaron las consecuencias. La sociedad chilena parece estar disminuyendo a pasos agigantados su tolerancia hacia decisiones tomadas para defender intereses de grupos. No existe ya en el electorado la disciplina partidaria o ideológica que se impone verticalmente, como algunos todavía presumen, y han pagado las consecuencias. En la derecha, parece haber habido una mayor flexibilidad para con sus disidentes, como de la Maza en Las Condes. En cambio, en Arica, Antofagasta, Copiapó, Lota, Punta Arenas, todas cabezas de regiones, fueron desplazados por los electores los representantes de la Concertación oficial, y ganaron candidatos que provenían de esta coalición pero que desafiaron con éxito a los que contaron con la venia de las mesas partidarias.

Además, en Santiago Jaime Ravinet no logró repetir sus logros de lustros atrás y la comuna siguió en manos de la derecha. Esta logró además arrebatar a la Concertación gestiones de antigua data en Valparaíso, Cerro Navia, Rancagua, Talca, Temuco, mientras la inversa solo se produjo en La Florida en materia de lugares de mayor connotación.

Estos parecen ser algunos de los datos más relevantes de esta elección municipal. La pregunta es ahora si acaso los diversos actores nacionales sabrán sacar las lecciones que se imponen.

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